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miércoles, 23 de mayo de 2012

Seguir a Cristo, que significa eso?


Cuando decidimos seguir a Cristo,se nos está diciendo que se nos ha llamado a tener una actitud de completa concentración a un estilo de vida,  ese estilo de vida no es solamente dejar de hacer cosas, no es solamente evitar cometer esos pecados más gruesos y más groseros, más obvios, si no que es un asunto de una entrega total de nuestra mente, nuestras emociones, los principios por los cuales vivimos, nuestros intelectos, las cosas con las que nos divertimos, nuestra forma de hablar, de tratar a los demás, de administrar nuestro dinero, de escoger nuestras profesiones, de manejar nuestros matrimonios, nuestras carreras, es una cosa que impacta y penetra todas las dimensiones de la vida del hijo, de la hija de Dios, es una identidad que hemos sido sellados como una res, un animal es sellado con hierro candente y se le imparte el sello de su propietario.
Cuando tú pasas por la puerta del Evangelio, tú tienes que entregar tus esperanzas de vivir una vida común y corriente, una vida normal. La vida a la que Dios te llama es una vida de gran gloria, comunicación con el Padre celestial, el Creador del Universo, compenetración con los principios sublimes del Evangelio, poder pensar y computar en unos términos exaltados que a la mayoría de los seres humanos no les es dado poder hacerlo, experimentar grandes cosas de parte de Dios, pero a la misma vez vivir también con ese peso, con esa agonía de que Dios te ha llamado a dejar una cantidad de cosas atrás, no voy a decir que se les permite vivir, porque en un sentido está viviendo una vida ilegal, pero es así, los seres humanos se permiten una cantidad de placeres, gustos, disfrutes, libertades que nosotros los hijos de Dios no podemos permitirnos, y el mundo nos mirará como seres anormales.
¿Por qué es que será tan difícil para algunos hombres?. Muchas veces entrar con la misma pasión en las cosas de Dios que las mujeres, eso es en todas partes del mundo, porque es que los hombres piensan, no, eso de ser consagrado para Dios es de las mujeres y las viejas, ¿no?, y eso es lo que a veces le enseñamos a los niños varoncitos, no, los hombres no lloran, los hombres no sienten sentimientos profundos, los hombres no aman, no son expresivos, eso es para las mujeres, y los castramos y los limitamos, entonces estos hombres cuando entran en los caminos del Señor no son capaces de ver con la misma pasión las cosas del Espíritu, la misma complejidad, porque para eso se necesita una mentalidad más femenina. Yo creo que todo hombre debe tener un elemento femenino dentro de él y la mujer un elemento masculino.
Y tenemos que desarrollar ambas dimensiones en nuestro ser para ser verdaderamente completos. Y para mí una de las dimensiones más fascinantes de estos tipos psicológicos de Esaú y Jacob es ese aspecto de lo masculino y lo femenino, y por qué es tan importante que nosotros los hombres desarrollemos también esa capacidad de sentir y pensar, y computar la vida espiritual, en una manera muy profunda como lo hacen las mujeres. Yo creo que muchas veces el quebrantamiento de la mujer, perdone que entre en esto pero es que es fascinante, a través de la maternidad, dar a luz, la deformación de su cuerpo, la debilidad de su cuerpo a través de la maternidad, ese sufrimiento de la mujer desde niña la hace más sensitiva a ciertas dimensiones de la vida del Espíritu, su cierta debilidad corporal la hace más penetrable a las ondas sutiles del Espíritu.

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