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lunes, 27 de agosto de 2012

DEL DOLOR AL ERROR




Sin querer y sin saber, son muchos los errores que se cometen en esta vida. Ojala que mi experiencia con una pastilla, le pueda servir a alguien en alguna parte.
Luego del fallecimiento de mi padre y madre, tuve problemas para conciliar el sueño en las noches, probé leche caliente, manzanilla, baños tibios, y nada, cada vez que cerraba los ojos, eran una serie de pesadillas que se sucedían una tras otra, mi cabeza no dejaba de pensar, nunca descansaba.
Asistí a un psiquiatra amigo quien me indico que tomara Fluralema de 15 MG, la tome y me resulto por un tiempo corto, luego hubo que aumentar la dosis hasta 30 MG. Sirvió por unos meses, decidió cambiármela por Ativan de 1 mg me dormía por 4 horas,  después fue insuficiente, ante esta eventualidad pregunte si era normal ese comportamiento, que una pastilla me resultare un tiempo y otro no, cuando se supone que el sueño es fisiológico, es normal. Me dijeron que era resistente a las diasepinas, o algo así, subieron la dosis a 2 mg, me advirtieron que creaba dependencia, no sabía lo que era eso, nunca dependí de nada para vivir por lo que el término me parecía fuera de lugar.
Al cabo de un tiempo comenzó mi organismo a tener reacciones extrañas, por ejemplo a eso de las 6 de la tarde me entraba como un desespero porque ya se acercaba la noche, y si tenía que hacer cosas como ver tv, estar con mi esposa, etc., debía ser dentro de un tiempo especifico ya que a las 10 tenía que tomarme el Ativan, aunado a esto comencé a presentar episodios de tensión alta, argumentaban los médicos que si mis padres y mis hermanos son hipertensos yo también, algo a si como la maldición de Drácula; curiosamente uno de mis hermanos no sufría de la tensión, solo que dormía mucho, me preguntaba cual era la suerte de él ya que su carácter es muy bravo mas sin embargo no padecía de la presión y yo ,que no bebo, no fumo, no me trasnocho, no tengo doble vida, no tengo deudas, tengo un trabajo estable una mujer hermosa y joven, casa propia…yo si la presentaba.
Comencé a tomar pastillas para la tensión que me dejaban adormecido hasta la función sexual debía ser ayudada con las pastillitas azules, que horror, yo preguntaba a los demás amigos y estos me decían que nunca han necesitado de esto, mas frustración. Aun seguía tomando el Ativan por todas las noches, me iba de viaje, el Ativan, iba a la playa, el Ativan, sumándole un nuevo ingrediente, me tomaba la presión arterial 20 y 30 veces al día, ya que una tarde se me subió tanto a 16/10 que fuimos a una clínica, alli me recetaron atenolol, lasix, y otro diurético, con semejante coctel mis piernas cuando llegaban las dos de la tarde no valían medio, vivía más tiempo en el baño que caminando, me obsesione, con que debía encontrar siempre donde había un baño, si no cuadraba eso no iba. Investigando sobre el atenolol, encuentro que afecta las vías respiratorias, y la función sexual, otro peo mas, porque ya estaba tomando el Ativan por 4 mg al día, y tomándome la tensión a cada momento. Fui a 3 cardiólogos, mi corazón gloria a dios, perfecto, me hice 2 ecocardiogramas, todo bien, me hice muchos exámenes de sangre y todo estaba bien, pero mi tensión seguía fregando, y el problema de mi libido comenzaba a inquietarme, ver una película porno y una comiquita de Tom y Jerry eran la misma cosa, y estoy hablando de que tengo 44 años,  que fastidio, cuando fue que se me acabo la paz, me preguntaba a diario. Fui a otro cardiólogo y me quito el atenolol y me receto un medicamento carísimo para el asma porque estaba presenta espasmos respiratorios, a todas estas, un malestar muscular en la espalda, contracturas involuntarias me tenían loco, el nuevo doctor me dijo la infausta noticia, DEBE DEJAR EL ATIVAN, allí se me soltaron los tapones, porque sin él no dormía, si no lo hacía se me subía le presión…el doctor me dijo que fuera a una psiquiatra amiga para que me ayudara porque lo mío era emocional, ¡hay si colón!, claro que es emocional, se me murió mi papá, en menos de 2 años se me muere mi mamá en el ínterin me divorcio, me dejan en la calle, por segunda vez, porque ya era divorciado anteriormente, se llevan a mi hijo,  claro que es emocional boooooooooolsa.
Se cansa uno mi pana. Bueno continuo el relato, me hago por cuenta propia una resonancia magnética, todo ok, por ultimo me hago un electroencefalograma y allí salió clarito el problema, el médico me dijo: tu actividad cerebral esta perfecta pero hay algo que te estás tomando que condiciona la electricidad del cerebro, el bendito Ativan. Me dice el médico que debo dejarlo pero paulatinamente, porque crea efecto rebote, yo le conté que ya había sentido los estragos de la ansiedad que me causaba que no encontrar en la farmacia, por lo que compraba 6 cajas mensuales. Me dijo que era una cuestión de valentía, que no era fácil, pero no imposible, fui poco a poco de cuarto en cuarto cada mes reduciendo las dosis, comencé a tomar mucho te relajante, a usar archivos de audio de relajación y auto programación mental, retomé los ejercicios aeróbicos, deje de comprar prensa, deje los caballos, me refugie en la música y en mi bella esposa, comencé a congregarme en mi iglesia y ya cansado de luchar contra molinos de viento me rendí a Dios y le dije que yo ya no podía mas, que tomara el control de mi vida, de eso surgió un cd muy bonito cantado por mí, mi encuentro con Dios fue hermoso, de no tener nada, comencé a tener todo y de sobra, mi casa se lleno de paz, mi vida y mi trabajo comenzaron a fluir, al sentirme miembro de una comunidad de gente buena por primera vez en mi vida supe lo que era tener amigos, clausure los canales de noticias y chismes en mi casa, cerré la posibilidad de escuchar chismes de nadie, los paraba elegantemente cuando percibía que venía un rollo, me llene de cosas positivas y mi visión de la vida cambió para bien. En este último viaje con mi esposa, tuve la dicha de glorificar a Dios, diciéndole a mi compañera:  mi amor, este es mi primer día luego de 4 años de estarla tomando, que no consumo el Ativan, y hasta el día de hoy no quiero saber nada de esa porquería. .        

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